Lata franquista de carne
Repository: Museo de Guadalajara, Guadalajara, Spain
Source:
Fond or Collection
Alfredo González-Ruibal, “NEARCH: New scenarios for a community-involved archaeology,” funded by the European Union, 2012
Date Created: 1938
Type: Foodstuff
Extent: 1 item
Geographic Region: Abánades, Spain
40.89294, -2.48531
En las trincheras franquistas de la Guerra Civil es habitual encontrar latas de conservas cárnicas procedentes del matadero de Mérida. El alimento enlatado era particularmente habitual en los frentes móviles, pues los soldados estacionados en sectores estables solían consumir rancho caliente preparado en cocinas de campaña en segunda línea. Un veterano de la primera Falange de Santa Cruz de Palma, Justo Gutiérrez, recordaba una "'carne de Mérida', que consumían en circunstancias muy adversas y que después de la guerra desapareció. Nunca supo de qué se trataba", lo cual es indicativo de la escasa calidad del producto.
En el caso de la fotografía, la lata la llevaba un soldado que fue arrojado a la batalla en el sector de Abánades durante la Ofensiva del Alto Tajuña (Guadalajara), en abril de 1938. Quedó descartada en una paridera que sirvió de posición improvisada para una unidad de combatientes franquistas y que abandonaron pronto ante el avance republicano.
Los soldados franquistas estuvieron mejor alimentados a lo largo de toda la guerra y los testimonios de veteranos lo confirman. Ello fue gracias a que el ejército de Franco disponía de mejores y mayores recursos (como los mataderos y las conserveras), pero también a que desarrolló una logística más eficiente y sustentada en más sólidos apoyos financieros. El transporte y distribución de suministros funcionó mejor, los soldados estuvieron casi siempre bien pertrechados y alimentados y ello contribuyó a la moral de la tropa.
El matadero de Mérida se encontraba arrendado desde 1935 al lucense José Fernández López, empresario ganadero, quien además adquirió a inicios de 1936 los derechos sobre el matadero de O Porriño (Pontevedra). Al quedar ambos en territorio ocupado por los sublevados Fernández se convierte en el principal proveedor de carne envasada al ejército franquista. Para ello se alía con la empresa viguesa Massó Hermanos, radicada en Bueu (Pontevedra) y dedicada a las conservas de pescado, que pone al servicio del matadero su tecnología de enlatado. Los Massó y Fernández López ilustran bien el caso de empresarios que se beneficiaron con los negocios de la guerra, al tiempo que contribuyeron decisivamente al triunfo de la sublevación. Fernández López tuvo una brillante carrera como empresario en la posguerra. Fue el fundador de las industrias alimentarias Apis y Pescanova y realizó importantes labores filantrópicas y de promoción de la cultura.