Recordatorio fúnebre de José Calvo Sotelo
Creator: Imprenta José Maciá
Source:
Private collection
Extent: 1 item
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El 13 de julio de 1936 José Calvo Sotelo fue asesinado en Madrid. Su fallecimiento cerró una cadena de muertes violentas sucedidas durante la primavera de 1936.
Tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, las presiones sobre el gobierno republicano aumentaron. Los sindicatos esperaban una acentuación de las reformas o provocar una revolución social. Desde la derecha, monárquicos, cedistas y militares buscaban tumbar el gobierno. Y si los sindicatos convocaban una huelga tras otra, las derechas, y de manera especial los militares, tejían una red de conspiraciones. Esa estrategia de violencia y presiones se extendió por toda la geografía, tanto a pueblos como ciudades. En cinco meses murieron unas 428 personas, de las que casi la mitad fueron resultado de las intervenciones de las fuerzas de orden público.
En este clima llegó julio de 1936. En ese caluroso mes, varios asesinatos ayudaron a caldear el ambiente político. El instructor de las milicias socialistas y teniente de la Guardia de Asalto, José del Castillo, fue asesinado el 12 de julio. Esto desencadenó “la vendetta”. Sus compañeros intentaron secuestrar a José María Gil Robles, pero al no localizar al líder de la CEDA se dirigieron a casa de José Calvo Sotelo, y con pretextos se lo llevaron de allí. Los agentes le dispararon dos tiros en la nuca en la camioneta donde lo transportaron y abandonaron su cuerpo a las puertas del depósito de cadáveres del cementerio de La Almudena.
Las fotografías de Calvo Sotelo asesinado y tirado en el suelo protagonizaron las páginas de prensa. Esquelas y recordatorios denunciaron la crueldad de su asesinato, al tiempo que loaban su trayectoria y cómo había dado su vida por España. Nacía así un mártir y un mito que quedaría confundido con el golpe. Aunque su asesinato sirvió para decantar el apoyo al golpe de algunos políticos o las simpatías de parte de la población, la rebelión de julio de 1936 estaba ya en marcha y contaba con la participación del propio Calvo Sotelo. Pero la mitología de los rebeldes convirtió este crimen en excusa y legitimación del golpe de Estado, como si no estuviese planeado desde mucho antes.
Las instantáneas del entierro de Calvo Sotelo, con una multitud con el brazo en alto, también protagonizaron las portadas de prensa. Pocos días después estalló el golpe y con su fracaso, la Guerra Civil española.
FMP






