La resistencia
Source:
Arquivo Militar da Coruña, Mosquetón Mauser Mod. 1916, Fábrica de Armas de Oviedo, incautado a “Foucellas”, nº inv. MTC/671
Extent: 1 item
43.37097, -8.39594
La imagen del mosquetón Mauser del coruñés Benigno Andrade, apodado “Foucellas”, simboliza la resistencia activa y armada por parte de la población gallega al Golpe, a la guerra e a la dictadura franquista. El arma ya exhibida en el propio juicio contra Benigno en 1952 por las autoridades militares pasó a formar parte del Museo Histórico Militar de A Coruña con el propósito de funcionar como trofeo de guerra. En el año 2016, las instituciones públicas llevan a cabo un proyecto que parte de la patrimonialización de los objectos de la guerrilla con el propósito de romper con el relato hegemónico de los vencedores del conflicto civil a través de una exposición itinerante en la que se cuenta la historia del país a través de cien objetos, siendo esta arma el número 79 de la misma.
El estudio de esta resistencia estuvo centrado por los estudios en torno a la guerrilla, cuestión fundamental para comprender el propio devenir de la guerra civil y de la posterior dictadura, siendo un factor clave para el conocimiento de las transformaciones sociales y políticas del rural de los años 40. Los perseguidos que optaron por el refugio en el monte, fueron organizándose en pequeños grupos cada vez más numerosos a causa de las deserciones. Desde el año 1938 podemos constatar la presencia en la zona de Casaio-Carballeda de Valdeorras de asentamientos estables motivados por sus convicciones, encajando su actitud en la de resistentes. Su origen mayoritario de villas marineras o labradoras permite llegar a entender el nivel de rechazo del golpe que existía en amplios sectores de la sociedad gallega del momento.
Tanto la presencia de huidos como el asalto a cuarteles y casas rectorales, las insurrecciones locales o los enfrentamientos con las autoridades son reflejo de una sociedad dinámica, acostumbrada a la participación política surgida y desarrollada con la progresiva implantación de la democracia, siendo de capital importancia el papel de las mujeres, materializado en la violencia ejercida contra su figura por parte del bando sublevado y no concediéndoles esta consideración. Esta realidad pretende ser desfigurada a través de la negativa de otorgarles el calificativo de resistentes o combatientes, denigrando su actividad a ser “putas de los rojos”. Eliseo Fernández y Dionisio Pereira destacan el caso de María Teresa Domínguez Prada mal llamada “Bruja de Espiño” que, contra 1937 huye al monte con sus tres hijas para formar parte de un grupo compuesto por vecinos de Corzos-Xares. Un año después, estas mujeres fueron sometidas a juicio siendo consideradas simplemente las “amantes” de los guerrilleros.
AGF