Insignia con el emblema de Cataluña
Repository: Museum of Guadalajara, Guadalajara (Spain)
Source:
Fond or Collection
Alfredo González-Ruibal, “The Archaeology of the Alto Tajuña Offensive, Guadalajara”, research project funded by the Autonomous Government of Castilla-La Mancha , 2014
Date Created: 1937 to 1938
Type: Insignia
Extent: 1 item
Geographic Region: Canredondo, Spain
40.84443, -2.47296
Durante la Guerra Civil, decenas de miles de hombres fueron reclutados en Cataluña para ir a combatir a otros frentes. A estos reclutas se les entregó una insignia de latón con el escudo de Cataluña con los cuatro palos de gules en esmalte granate y coronado por la leyenda “CATALUNYA”.
El Comisariado de Propaganda de la Generalitat fue el encargado de emitir y repartir estas insignias. En una nota publicada en el diario La Publicitat el 27 de julio de 1937 se puede leer, en catalán: “El Comisariado de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, atenta siempre a las necesidades espirituales de los combatientes catalanes, que están luchando contra el Fascio, y considerando importante que las cuatro barras se encuentren allí donde haya catalanes, facilita esta insignia con el escudo de Catalunya. Las primeras insignias—30.000—fueron entregadas ya, a petición de los mismos, a nuestros compatriotas que combaten en el frente de Madrid. Combatientes catalanes: al ir a luchar, hacedlo en nombre de Cataluña, al ir a luchar, hacedlo pensando en Cataluña...”
Existe otra versión de la chapa, en este caso con el escudo en forma de óvalo y bajo la leyenda “Per Catalunya”. En ambos casos se expresa el espíritu nacionalista. Aparte de las que fueron a combatir a Madrid, otras unidades catalanas fueron dotadas con estos emblemas, como la 138 Brigada Mixta, creada en mayo de 1937 y enviada a Guadalajara, donde pasó la mayor parte de la guerra. Las chapas de la fotografía proceden de un campamento de esta unidad establecido en la localidad de Canredondo y que estuvo operativo desde poco antes de la ofensiva del Alto Tajuña, que comenzó el 31 de marzo de 1938.
Las insignias dotaron a los combatientes catalanes de una identidad de grupo en frentes apartados de sus hogares y contribuyeron a la idea de que en realidad estaban luchando por su tierra. Las milicias vascas que combatieron en Madrid utilizaron emblemas similares con la ikurriña y el lauburu. En el caso de los catalanes, al refuerzo identitario contribuyeron otras prácticas, como la lengua y la música. En Guadalajara estuvo en activo una banda de música, dirigida por Joaquim Soms, que tocaba sardanas, entre ella Catalans a l’Alcarria que se convirtió en el himno de estos soldados. Durante la campaña de Cataluña y posteriormente, los sublevados arrojaron pasquines sobre las trincheras ocupadas por combatientes catalanes para desmoralizarles y animarles a desertar.