Trabajos de reconstrucción del Puente de San Antón de Bilbao, destruido durante la Guerra Civil
Repository: Euskadiko Artxibo Historikoa - Archivo Histórico de Euskadi
Date Created: 1937
Type: Bridges
Extent: 1 item
43.25485, -2.92296
La entrada del ejército franquista en Bilbao el 19 de junio de 1937 supuso el final de la guerra en el País Vasco. En los últimos días del conflicto, cuando la derrota era ya inevitable, la mayor parte de los miembros del Gobierno vasco, con el lehendakari José Antonio Aguirre a la cabeza, abandonaron Bilbao. En la ciudad quedó como autoridad la Junta de Defensa de Bilbao, cuyo mando estaba en manos del que fuera Consejero de Justicia y Cultura, Jesús María de Leizaola.
El propio Leizaola ordenó que los puentes fueran destruidos para dificultar al menos la entrada de los franquistas a la ciudad. Con esta estrategia se pretendía obstaculizar la llegada del ejército enemigo a la ciudad, así como dar algo más de tiempo a la población para evacuar la misma ante las posibles represalias de la futura dictadura franquista. De esta manera, en la madrugada del 18 al 19 de junio de 1937, los puentes de Bilbao fueron destruidos por la 1º División Vasca, cuyo comandante era el francés Joseph Putz, miembro de las Brigadas Internacionales llegado desde su país para luchar a favor de II República.
Así, los puentes de la ciudad fueron destruidos, obligando a las autoridades franquistas a reconstruirlos con la mayor velocidad posible. La celeridad con la que el nuevo Ayuntamiento franquista, con el alcalde José María Areilza al frente, llevó a cabo no solo la reconstrucción, sino también el cambio de nombre de los mismos, demuestran la importancia que tenían para la ciudad, tanto en un sentido práctico como simbólico.
La dictadura franquista utilizó la reconstrucción de una de las infraestructuras básicas de la ciudad como método propagandístico, para lo que alteró los nombres de todos los puentes reconstruidos, con la excepción del Puente de San Antón, nombre de connotaciones religiosas. El resto de los puentes pasó a llamarse con los nombres de importantes franquistas o bien con nomenclaturas que hicieran referencia a la guerra y a la derrota republicana en la misma. Así, los nuevos puentes de Bilbao se denominaron Puente de la Victoria (antes Isabel II); Puente del General Mola (antes de Begoña o del Ayuntamiento) o Puente del Generalísimo Franco (antes Deusto), entre otros. La dictadura franquista convirtió así a estos puentes en lugares de memoria, una estrategia habitual durante la dictadura, que se dedicó a renombrar calles, plazas y toda clase de elementos arquitectónicos convirtiéndolos en símbolos de su victoria y en lugares que perennemente recordaban a la población quién había resultado ganador y quien perdedor en la Guerra Civil española.
APE / UB/ MJV