Las Mujeres de Negro, Cementerio Civil de La Barranca
Creator: Cenzano, Óscar
Contributor: Comisión de Familiares y Amigos de los asesinados en la Barranca
Repository: Cementerio Civil de La Barranca
Date Created: 2011
Extent: 1 item
Geographic Region: Cementerio Civil La Barranca, Logroño
42.46584, -2.45254
Esta escultura de Óscar Cenzano titulada Las Mujeres de Negro está en la cabecera del cementerio civil y memorial La Barranca, situado en las afueras de Logroño, la capital de La Rioja. La escultura fue inaugurada en 2011, pero el cementerio se construyó en 1979 sobre un campo en el que reposan los restos de más de 400 personas asesinadas entre el 10 de septiembre y el 15 de diciembre de 1936. La Barranca se convirtió así en uno de los primeros lugares públicos de reconocimiento de la represión franquista durante la Guerra Civil creados después de la muerte del dictador en noviembre de 1975.
La Rioja cayó en manos de los rebeldes en apenas tres días después del golpe militar. No hubo apenas resistencia. Pero, con la aprobación de los militares, falangistas y carlistas llevaron a cabo de inmediato una intensa represión. Para diciembre de 1936, habían sido asesinadas unas 2000 personas, incluyendo a 40 mujeres, de una población total de apenas 200.000 habitantes. Murieron más riojanos por esta represión que luchando en el frente durante los tres años de guerra (unos 1600 hombres). En las primeras semanas, los cuerpos de las víctimas eran llevados al cementerio de Logroño, pero para septiembre este estaba lleno. Un campo llamado La Barranca, situado a unos cinco kilómetros del centro de la capital, pasó a ser el lugar de ejecución y entierro de las víctimas.
Incluso antes del final de la guerra, mujeres vestidas de luto -las madres, esposas, hermanas e hijas de los (casi todos) hombres cuyos cuerpos habían sido arrojados allí- comenzaron a visitar La Barranca, a pesar de ser acosadas y amenazadas por la policía. Este peregrinaje doloroso continuó durante la dictadura y aún después. Sobre todo el 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, las mujeres traían flores y sillas para sentarse cerca de las fosas comunes donde se encontraban los restos de sus seres queridos.
La Barranca es un ejemplo destacado de las iniciativas populares que tuvieron lugar al comienzo de la transición a la democracia para memorializar y dignificar los lugares que contienen los restos de las víctimas de la represión franquistas. En unos casos, en especial en Navarra y Extremadura, los vecinos exhumaron fosas comunes y dieron un entierro digno a los restos de las personas que estaban allí. En Logroño, por el contrario, la Comisión de Familiares y Amigos de los asesinados en la Barranca decidió dejar los cadáveres donde estaban y construir un cementerio civil sobre las fosas. Hoy, el cementerio-memorial contiene los nombres no solo de quienes allí yacen sino también los de todas las personas asesinadas en La Rioja.