El Cinturón de Hierro, Bilbao
Repository: Adrian Shubert Personal Collection, Toronto, Canada
Date Created: 1937
Type: Postcards
Extent: 1 item
Geographic Region: Eibar, Spain
43.182428, -2.47327
Esta postal, parte de una serie publicada después de la guerra, muestra un nido de ametralladoras que era parte de las defensas imponentes del Cinturón de Hierro de Bilbao.
La franja Norte de la zona republicana había quedado en una situación precaria desde octubre de 1936 cuando los franquistas conquistaron Guipúzcoa y la aislaron de Francia. A partir de entonces, el abastecimiento se hacía por mar, pero la marina franquista tenía concentrado en el Cantábrico el grueso de su flota con lo que esta vía era peligrosa para los barcos mercantes republicanos. La flota republicana estaba en cambio concentrada en el Mediterráneo que era por donde llegaban, hostigados por italianos y alemanes, las armas y el combustible esenciales para el esfuerzo de guerra.
El 31 de marzo de 1937, el general Emilio Mola puso en marcha sus ejércitos para conquistar la Franja Norte empezando por Vizcaya. Tenía ventaja en hombres y equipamiento sobre los republicanos. Además estos estaban muy divididos en tres estructuras autónomas en el País Vasco, Santander y Asturias que colaboraban mal entre ellas y que dirigían sus propias milicias. Tampoco estas tropas habían seguido el mismo ritmo de transformación hacia un ejército regular que se estaba produciendo en el resto de la zona republicana. Mola esperaba que la operación durase unas semanas pero duró siete meses más que nada por dos factores: la combatividad de los republicanos y las dificultades del terreno, muy montañoso.
La mayoría de las fuerzas que defendían Vizcaya eran batallones nacionalistas vascos (27) y socialistas (8) y otros de otras fuerzas (11) que incluían santanderinos y asturianos. Las tropas asaltantes, que incluían italianos y milicias carlistas, disponían de clara abrumadora superioridad material. La República hizo todo lo que pudo para mandar material bélico a Vizcaya, incluyendo aviones que sobrevolaron el territorio rebelde. En todo caso, la inesperada resistencia vasca –en parte aliviada por las ofensivas republicanas en Segovia y Huesca- llevó a los franquistas a tomar medidas extremas para aterrorizar a la población como fue el bombardeo de Guernica, en el que murieron hasta 300 personas. También fueron bombardeados en varias ocasiones Bilbao y su área industrial. En todo caso, con la ruptura de las defensas que protegían Bilbao (el famoso Cinturón de Hierro, cuyos planos fueron entregados a los atacantes por el ingeniero Alejandro Goicoechea) el 13 de junio, la suerte de Vizcaya estaba echada. El 19 cayó Bilbao. Las importantes industrias de la zona pasaron intactas a manos de los rebeldes por decisión del Gobierno vasco que se opuso a su destrucción.
El ejército vasco fue retirándose hacia Santander. Le acompañaban unos 200.000 refugiados que fueron atacados por la aviación rebelde. Para volver a ayudar al Frente Norte, la República lanzó el 6 de julio otra ofensiva, ahora en Brunete, cerca de Madrid, que detuvo el ataque franquista durante unas semanas. Sin embargo, para muchos nacionalistas vascos, que nunca se habían identificado plenamente con el proyecto republicano, la caída de Vizcaya significó que su guerra había acabado. Pronto comenzaron las negociaciones secretas entre estos y autoridades italianas para llegar a una rendición por separado que tuvieron graves consecuencias para la defensa de Santander en los dos meses siguientes.