Portada del libro Xabiertxo
Creator: López-Mendizábal, Isaac
Contributor: Txiki
Date Created: 1932
Type: Lectura
Extent: 1 item
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En octubre de 1936, la República española en guerra aprobó el primer “Estatuto vasco”. Según el Estatuto, a partir de entonces, el euskera, al igual que el castellano, se declaraba “lengua oficial del País Vasco”. En consecuencia, todas las disposiciones oficiales que emanaban del nuevo Gobierno, estarían redactadas en ambos idiomas. Los vascos tendrían derecho a elegir en qué idioma se dirigirían a las autoridades públicas. Pero el frente se había acercado a la frontera con Bizkaia y la implantación del Estatuto, de facto, se hizo efectiva solo en aquel territorio.
Tras la guerra todo cambió. Un buen reflejo de los cambios que trajo el franquismo son las ikastolas. Eran centros abiertos por iniciativa privada donde los niños podían aprender en euskera. A partir de 1931, se habían reabierto una decena de centros por todo el territorio, incluido Navarra. Las ikastolas se cerraron durante la guerra. Después, las nuevas restricciones legales que comenzaron a imponerse en mayo de 1938 configuraron un contexto muy adverso: todo el mundo tenía que “hablar en cristiano”, al menos en el espacio público.
Algunas de aquellas restricciones contraponían el euskera a la “unidad de la nación”: su uso, junto al de otros idiomas, podían cuestionar dicha unidad. Por ejemplo, una de las leyes prohibía utilizar nombres en euskera, como Iñaki, Koldobika, Kepa y “otros que denuncian indiscutible significación separatista”. A partir de agosto de 1938, los registros oficiales considerarían nula cualquier inscripción realizada en otro idioma que no fuera castellano. Después, vendrían otra serie de prohibiciones respecto a la redacción en euskera de estatutos y reglamentos de sociedades, la prohibición de rótulos y nombres a empresas en euskera…
Hasta finales de la década de 1950, el idioma y sus hablantes fueron marginados al espacio privado. Entonces, poco a poco, se visibilizaron algunos cambios que posibilitaron la aparición de ciertos contextos donde el uso euskera no estuviera restringido. En 1957, por ejemplo, la Diputación Foral de Navarra impulsó un departamento para promover el uso del idioma. Aquel mismo año, se creó en Bilbao la primera ikastola del franquismo, para que alumnos de más de 9 años pudieran estudiar en su idioma. Este centro fue el primero de una larga lista de centros que se abrirían durante las décadas de 1960 y 1970.
Detrás de las ikastolas estuvieron el impulso popular y el gran esfuerzo colectivo que realizaron las madres y los padres, y todos aquellos que creían en el derecho a vivir en euskera. Para ello, tuvieron que sortear las trabas burocráticas (no estaban capacitadas para emitir títulos oficiales ni podían tener locales propios), y superar la represión, los castigos y las multas impuestas por la dictadura, además de los constantes cierres de los centros. Gracias a este esfuerzo, en el curso 1975-1976, se matricularon alrededor de 34.000 alumnos y alumnas en las ikastolas de ambos lados de los Pirineos.
UB /AI/ MJV