Alcohol en la guerra
Source:
GC-CAJA/62/5, Biblioteca Digital Hispánica, CC By-NC-SA
Date Created: 1938-02-24
Extent: 1 item
40.34367, -1.10819
La relación entre el alcohol y las guerras siempre ha sido muy estrecha y la Guerra Civil española no fue una excepción. Los milicianos de los primeros meses de la guerra y los soldados de los ejércitos republicano e insurgente consumieron grandes cantidades de alcohol. En el frente era común que los soldados bebieran para estrechar los lazos de solidaridad interna. Al mismo tiempo, también lo hacían para combatir emociones negativas como el miedo, la tristeza, y el aburrimiento, o padecimientos físicos como la extenuación, la sed, el hambre, el frío y el calor.
Los Estados Mayores del Ejército Republicano y el Ejército insurgente se enfrentaron a una realidad compleja donde entraban en fricción distintos tipos de ideales de masculinidad combatiente y las prácticas alcohólicas de los soldados y oficiales. Por un lado, los defensores de la masculinidad respetable defendían un uso moderado del alcohol o incluso la abstinencia. Por otro lado, existía también un ideal de masculinidad chulesca y castiza, que defendía el consumo abundante de alcohol como un rasgo propio de los guerreros. La cantidad de alcohol que consumían los hombres no era el problema, sino que fueran capaces o no de mantener el control. Los discursos de masculinidad chulesca y castiza estaban más presentes en el ejército insurgente, pero también tenían partidos en la práctica en el ejército republicano.
El Estado Mayor republicano trató de hacer pedagogía con los soldados para adoptaran unos hábitos de consumo moderados, aunque no con demasiado éxito. Este tipo de discursos estuvieron menos presentes en el ejército insurgente, aunque también existieron. En cualquier caso, ambos ejércitos siempre se preocuparon para que los soldados tuvieran alcohol en el frente, dado que su escasez mermaba la moral. Como muestra es esta fotografía de un puesto regentado por un marroquí que vende alcohol a soldados insurgentes en el frente de Teruel. Del mismo modo, cuando se producía alguna indisciplina a causa de la ingesta de alcohol, esta solía se castigada con degradaciones militares y arrestos.
Una de las mayores consecuencias más graves del consumo de alcohol durante la guerra fue el incremento del alcoholismo en España. Se calcula que la guerra dio lugar a un incremento de hasta medio millón de nuevos alcohólicos.
JM