Los barcos de la esperanza (1939-1945)

A medida que los franquistas avanzaban por Cataluña a principios de 1939, unas 450.000 personas huyeron a Francia. El gobierno francés los metió en campos de concentración preparados apresuradamente y luego hizo lo que pudo para persuadirlos de que regresaran a España. Casi ningún país de Europa abrió sus fronteras a los refugiados españoles, pero América Latina y, hasta cierto punto, la Unión Soviética fueron más acogedoras.

Este mapa muestra los barcos que llevaron a los refugiados republicanos al exilio en México, Cuba, República Dominicana, Colombia, Chile, Argentina, Uruguay, el norte de África y la Unión Soviética, y -en números rojos- cuántas personas fueron a cada uno de esos lugares. También indica las cuatro organizaciones dedicadas a ayudar a los refugiados. Dos eran españoles: el Servicio Republicano Español de Evacuación (SERE) y la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE); y dos eran mexicanos: el Comité Técnico de Ayuda a los Refugiados Españoles (CTARE) y el Comité de Ayuda a los Hijos del Pueblo Español.

Finalmente, en algunos recuadros se destacan a algunas de las personas que desempeñaron un papel clave en la ayuda a estos refugiados. Entre ellos se encuentra Archibald Dickson, el capitán del buque mercante británico Stanbrook, que desobedeció las órdenes del armador y acogió a toda la gente que pudo y que se agolpaba en los muelles de Alicante, ya que la ciudad estaba a punto de caer en manos de los franquistas al final de la guerra y los llevó a Argel; Amalia Solórzano Bravo, esposa del presidente mexicano Lázaro Cárdenas, fundadora del Comité de Ayuda a los Hijos del Pueblo Español; Pablo Neruda, el poeta chileno que, como Cónsul Especial para la Inmigración Española en París, organizó el viaje del Winnipeg; y Natalio Botana Miralles, el editor de un periódico argentino que dirigió una campaña mediática que convenció al presidente de permitir que los refugiados a bordo del Massilia ingresaran en el país.