Carta a Francisco Franco de una viuda de guerra
Creator: González, Francisca
Source:
Cartas a Franco, Leg. 240, Exp. 23532, Archivo General de Palacio, Madrid
Date Created: 1944-01-10
Extent: 1 item
41.76338, -2.4642
Esta carta a Franco fue escrita desde Soria el 10 de enero de 1944 por Francisca González, viuda a causa de la Guerra Civil española (1936-1939). Es una carta de súplica dirigida al palacio de El Pardo de Madrid, residencia oficial de Franco, para rogar al dictador que le fuesen concedidas pensiones de orfandad a sus cuatro hijos.
Las viudas del conflicto quedaron en una situación de especial vulnerabilidad. La pauperización que siguió a la contienda afectó especialmente a las viudas de los vencidos, que quedaron en una situación especialmente difícil. Estas mujeres se vieron estigmatizadas dentro de sus propias comunidades y, a menudo, imposibilitadas para encontrar un empleo; además de quedar excluidas de cualquier tipo de ayuda de las nuevas autoridades como la pensión de viudedad. Las viudas de los vencedores lo tuvieron algo, pero no mucho, más fácil para salir adelante, y no sólo porque contaban con una cierta ascendencia e influencia dentro de sus comunidades.
La pobreza material de posguerra revistió tal intensidad y duración que alcanzó también a muchas viudas de vencedores, como Francisca González, cuyo marido “fue fusilado en la zona roja”. Esta mujer, que aseguraba tener una “necesidad grande” y hacerle “mucha falta” el dinero, trabajaba como sirvienta en Soria por 60 pesetas mensuales. Pese a tener un empleo, Francisca había tenido que dejar a sus tres hijos menores, la mayor de tan sólo trece años, con su suegra en un pueblo de la provincia de Soria por no poder hacerse cargo de ellos. Todos ellos vivían como “pobres de solemnidad”. En su carta, la mujer admitía percibir 60 pesetas adicionales de Auxilio Social, la principal institución benéfico-asistencial del régimen franquista durante los años cuarenta, para dar de comer y vestir a sus hijos, puesto que la localidad en la que residían no contaba con comedor social al que acudir a por un plato de comida caliente. Según explicaba en su carta, aquellas cantidades no permitían vivir decentemente.
Francisca González decidió escribir a Franco esperanzada tras enterarse de que los huérfanos de guerra del bando vencedor como sus hijos tenían derecho a percibir 3 pesetas diarias; pero también movida por la injusticia que suponía que los niños no hubiesen sido incluidos en el censo por un error administrativo.
De forma regular, las viudas de guerra que remitieron cartas de súplica a las autoridades franquistas recurrieron a estrategias discursivas con el objetivo de conmover al destinario y ver materializada su petición. En su carta, la mujer ahondó en su pobreza cotidiana, destacando las míseras y precarias condiciones en que se veían obligados a vivir y despidiéndose como una “pobre madre”. A fin de que su solicitud se convirtiera en una realidad Francisca no dudó en referirse al dictador como protector de los huérfanos ni en recurrir a la retórica del régimen, cerrando su carta con un “¡Arriba España!” y un “¡Viva Franco!”.
GRR