Falangistas y franquistas en Brasil
Source:
Arquivo Museu Histórico Municipal Conde Francisco Matarazzo de Jaguariaíva, Dominio público
Type: Photographs
Extent: 1 item
El movimiento nacionalista español no reunió muchos partidarios en Brasil dispuestos a defender la causa de Franco, ni siquiera entre la comunidad española. En una carta a Francisco Franco, Julio González Germade, miembro de la Unión Nacionalista Española, afirmó que los “rojos” constituían alrededor del 90% de los aproximadamente 350.000 españoles que vivían en Brasil. Es muy probable que tales referencias no estuvieran respaldadas por datos estadísticos concretos, pero atestiguan las dificultades de quienes simpatizaban con el movimiento rebelde español para aumentar la adhesión y el apoyo a su causa entre la comunidad española en Brasil.
Los inmigrantes españoles que apoyaban el movimiento rebelde se concentraron en dos entidades: la citada Unión Nacionalista Española y la JONEEB (Junta Oficial Nacionalista Española en el Brasil) cuyos representantes se dividieron, minando sus posibilidades de fortalecerse. A pesar de no concentrar grandes contingentes, los defensores de los nacionalistas españoles tuvieron éxito en un área: recolectar donaciones para enviarlas a la población nacionalista. Ciudadanos de gran poder adquisitivo -brasileños y otras comunidades de inmigrantes- hicieron generosas donaciones a la causa franquista. El conde Matarazzo, el propietario italiano de las ostentosas industrias que llevaban su apellido, no ocultó sus simpatías por el fascismo italiano, e hizo donaciones a los franquistas.
La exaltación de la Falange Española fue llevada a cabo por la mayoría de quienes en Brasil apoyaron a los rebeldes españoles. La Falange pasaría a representar los anhelos de aquellos que eran antirrepublicanos y se identificaban con la monarquía, con la figura de Franco o con las ideas nazifascistas. Las actividades falangistas también fueron oficialmente prohibidas en Brasil por el Decreto-Ley 383, de 1938, pero la vigilancia sobre ellas no tuvo la misma intensidad que hacia los “rojos”. El expediente a nombre del partido español, abierto por la policía política de São Paulo, contiene únicamente un informe de investigación que relata los hechos ocurridos en un almuerzo celebrado en el restaurante Olympia de São Paulo, al que asistieron 150 personas. La observación manuscrita “no se necesitan registros” registrada en los márgenes del documento sugiere el trato benévolo que las agencias policiales reservaban para quienes actuaban como socios en la lucha contra las ideas subversivas.
Algunos falangistas eran conocidos por la policía como “colaboradores” porque, en otras ocasiones, habían denunciado a sus compatriotas republicanos, acusándolos de comunistas. La confianza en la policía política como institución aliada en el papel de erradicar el “peligro rojo” nació cuando los simpatizantes españoles del nacionalismo español percibieron principios similares entre el proyecto político de Franco y el de Vargas en Brasil.
La policía política comenzó a prestar mayor atención a las actividades falangistas tras la ruptura brasileña con el Eje, en enero de 1942, ya que, a partir de ese momento, la embajada española se hizo cargo de los intereses alemanes en Brasil. Según Allan Chase, en el libro La Guerra Secreta del Eje en Brasil, la Falange, durante la Segunda Guerra Mundial, se habría constituido como un brazo secreto del Eje en América Latina.
IIS