Fotografia de Andres Rodriguez Barbeito

Con el estallido del conflicto en julio de 1936, la embajada y los consulados de España en Brasil sufrieron un cambio drástico en su personal, ya que la mayoría de sus representantes se sumaron al movimiento rebelde. Además de afrontar una situación desfavorable a nivel internacional, la Segunda República tuvo que reestructurar el servicio diplomático, enviando a ciudadanos ajenos a la carrera diplomática a destinos en el extranjero.  

Este fue el caso de Andrés Rodríguez Barbeito, quien se ve em esta fotografía. Llegó a Brasil en 1937 para trabajar en los consulados de Santos y São Paulo y contribuir a la propaganda republicana. Barbeito era periodista y había sido secretario privado del líder socialista Largo Caballero. En Santos, una importante ciudad portuaria de Brasil, ayudó a fundar un Centro Republicano Español. Debido a su intensa actividad, fue considerado por la policía política como un “comunista peligroso”, siendo expulsado de Brasil en diciembre de 1937. Esto fue posible porque Barbeito no contaba con el execuador del gobierno brasileño para actuar como representante de España en Brasil. 

La dirección de la Embajada de España en Río de Janeiro cambió varias veces durante el conflicto. Los encargados de negocios de España se enfrentaron a la difícil misión de convencer al Gobierno de Vargas de que las actividades a favor de los republicanos, llevadas a cabo en Brasil, no significaban injerencias en los asuntos políticos internos del país. Fernando Morales Llamas, encargado de negocios de España durante la mayor parte de 1937, informó al Ministerio de Asuntos Exteriores que había expresado al Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil su indignación por la injusta descripción del Gobierno republicano como “bolchevique” y recordó el hecho que Brasil lo reconoció diplomáticamente.  

Morales Llamas, cuando regresó a España, fue uno de los miles de republicanos que se enfrentaron al revanchismo franquista. Los documentos presentes en la carpeta abierta a su nombre, contenida en los expedientes sobre la represión del comunismo y de la masonería practicada por el Gobierno franquista, demuestran que fue detenido y, en 1942, obligado, a firmar un documento de profesión de fe negando la masonería y reafirmando su creencia en la Iglesia católica. 

Pero no fue hasta 1955 cuando Morales Llamas logró revertir su arresto a la categoría doméstica, gracias a la intervención de una monja que, en nombre de la Iglesia católica, dio testimonio ante los órganos represivos de su religiosidad y aversión al comunismo.