Las Colectivizaciones LESA
Creator: Archivo Histórico de Sabadell
Repository: Empresa Colectivizada “La Electricidad”
Date Created: 1937-02
Type: Periodicals
Extent: 1 item
41.5421, 2.1139
La colectivización generó uno de los debates y realidades más complejas de la Guerra Civil en Cataluña. La derrota de la sublevación militar estuvo acompañada por el inicio de un proceso revolucionario en la retaguardia, en la que cada partido y sindicato defendió su propio modelo revolucionario. Anarcosindicalistas (CNT, FAI) y comunistas heterodoxos (POUM) apostaron por una revolución proletaria, que tenía su acento en las colectivizaciones en el ámbito económico. En cambio, socialistas unificados (PSUC -incluyendo al sindicato bajo su control, UGT-) y republicanos liberales (ERC, ACR, UR) se decantaron por una posición más laxa respecto a las colectivizaciones y que incluía, además, la posibilidad del mantenimiento de ciertas formas de propiedad privada. El inicio de las colectivizaciones tras el 21 de julio en algunos casos fueron impuestas y en otras consensuadas, tanto en el sector servicios -especialmente en restaurantes- como en el sector secundario -empresas industriales-.
El acuerdo alcanzado por CNT, FAI, PSUC y UGT el 22 de octubre de 1936 en este ámbito, fue asumido por el Gobierno de la Generalitat en forma de Decreto de Colectivizaciones el 24 de octubre de 1936. Se apostó por un modelo de economía mixta, con colectivizaciones de las empresas de más de 100 trabajadores, así como de las empresas cuyos propietarios habían sido favorables a la sublevación. Las empresas entre 99 y 50 trabajadores podían ser colectivizadas si 2/3 de sus trabajadores lo decidían. Mientras tanto, las de menos de 50 trabajadores se mantendrían en forma privada, pero fiscalizadas por un comité de control obrero escogido por los trabajadores. UGT y CNT, habitualmente compitiendo entre ellas, pero actuando coordinadamente, fueron las encargadas de protagonizar las colectivizaciones, que incorporaron una cierta intervención del poder público a partir del otoño de 1937 -aunque siempre a través de pactos con las centrales sindicales-.
El ámbito industrial fue el más destacado en la praxis colectivista, alcanzando cerca del 50% de las empresas catalanas. Metalurgia y construcción mecánica fueron sectores ejemplificadores en esta dinámica, debido especialmente a la necesidad que la industria civil se reconvirtiese en industria de guerra. Un buen ejemplo de todo ello lo proporcionó LESA, empresa metalúrgica colectivizada en el municipio de Sabadell, cuyos trabajadores editaron una revista para difundir la nueva orientación colectivista de la empresa, tal y como demuestra esta fotografía. LESA, como otras industrias colectivizadas metalúrgicas, recibió el estímulo del Gobierno de la Generalitat para alcanzar una eficiente reconversión productiva, que situó a este sector en el primer semestre de 1937 a unos niveles por encima de la producción anterior a julio de 1936 e incluso superiores, situación que no fue el denominador común en el resto de los sectores industriales.
En cambio, mucho más complejo fue en el caso agrícola. CNT y FAI buscaron aplicar las colectivizaciones en un mundo rural en el que predominaba el sentimiento en favor de la pequeña y mediana propiedad agrícola, así como una multiplicidad de formas explotación de la tierra en forma de propiedad privada. Por ello, estallaron numerosas tensiones e incluso algunos enfrentamientos armados -por ejemplo, en el municipio de La Fatarella-. CNT y FAI estuvieron en condiciones de aplicar algunas colectivizaciones agrícolas en el extremo sur y en las zonas más occidentales de Cataluña en las que ostentaban la hegemonía. Pero fueron minoritarias y difícilmente superaron el centenar de casos.
JPF