Trincheras en la Casa de Campo
Repository: Archivo General de la Administración, Alcalá de Henares, Spain
Creator: Aguayo, José F., 1911-1999
Repository: Archivo Rojo
Source:
Reference Code
AGA,01,PLA,00066,06
Date Created: 1936
Type: War photography
Extent: 1 item
Geographic Region: Casa de Campo, Spain
40.42407, -3.75586
Fue el Capitán Elío González González de la 75 Brigada Mixta quien escribió "Juerga en las trincheras" al pie de la foto de unos soldados republicanos en la Casa de Campo de Madrid.
El 6 de noviembre de 1936, los jefes militares de Madrid fueron convocados a una reunión con el Presidente del Consejo de Ministros, el socialista Francisco Largo Caballero. El Gobierno estaba a punto de abandonar Madrid en dirección a Valencia ya que creía que la capital no podría resistir el asalto inminente del Ejército de África. Con esta reunión se creó la Junta de Defensa de Madrid. Presidida por el general José Miaja, esta tenía como misión ocuparse de la defensa de la capital y, en caso de derrota, retirar las fuerzas militares a una línea defensiva cerca de Cuenca. El pesimismo republicano estaba muy justificado. Las tropas coloniales, aunque escasas, apenas unos 4.000 hombres, desde que comenzaron su ofensiva el 2 de agosto habían conseguido victorias continuas frente a los ejércitos republicanos. En los combates anteriores los milicianos habían sido rodeados o habían escapado en desorden ante las fogueadas y ágiles columnas rebeldes. Nada indicaba que no iba a repetirse una derrota similar en Madrid.
El 8 de noviembre aparecieron las primeras tropas rebeldes del general José Enrique Varela en la zona de la Casa de Campo de Madrid. Formadas en cinco columnas, comenzaron a avanzar hacia la todavía a medio hacer Ciudad Universitaria, uno de esos proyectos reformistas de un país hasta entonces dinámico que la Guerra Civil abortó. Durante las cuatro semanas siguientes, los atacantes consiguieron mover el frente hasta los límites mismos de la ciudad e incluso penetrar brevemente en algunas calles, tomaron también tres cuartos de la Ciudad Universitaria, pero fracasaron en su intento de asaltar la capital. Esto se debió a varios factores. La debilidad numérica y el cansancio de los rebeldes fue uno. Otra fue la rápida acumulación de fuerzas republicanas en la capital, a la que llegaron milicianos más fogueados desde Aragón, como la famosa columna anarcosindicalista de Durruti (quien pereció en los combates), y los primeros batallones de las Brigadas Internacionales. Junto a estas fuerzas también aparecieron los primeros tanques, aviones y otros armamentos soviéticos y, no menos importante, los instructores de aquel país, que mejoraron la capacidad de fuego y táctica de los defensores. Por último, Madrid fue una batalla en la que había poco espacio para la maniobra, con lo que el ejército colonial perdió una de sus ventajas más notables mientras que los milicianos se sintieron más seguros y pudieron atrincherarse cada vez mejor, sobre todo detrás de la defensa natural que constituía el río Manzanares.
Franco dijo después que no quiso tomar la ciudad, ya que no quería destruirla. Era mentira. Sus aviones y cañones, sobre todo desde el cerro Garabitas, comenzaron un bombardeo constante de la capital que se cebó en los barrios obreros. Legionarios, regulares y otras tropas intentaron hasta el 2 de diciembre tomar Madrid al salto o desbordar a los republicanos. El último intento fallido se produjo al norte del frente, en la carretera de la Coruña. La victoria en Madrid dio esperanzas a la República de que podía ganar la guerra. Ahora se trataba de conseguir entrenar un nuevo Ejército Popular y armarlo bien para tomar la iniciativa. Nunca lo consiguió del todo.