Aviadores españoles en la Unión Soviética
Source:
Archivo ADAR. Fondo Hernández Franch
Type: Photograph
Extent: 1 item
40.67825, 46.35732
La Gloriosa, nombre por el que los republicanos llamaban a su fuerza aérea, necesitaba aviadores para pilotar los modernos aviones que llegaron desde la Unión Soviética durante la guerra. Para ello comenzó un programa de entrenamiento en ese país en el cual participaron unos 800 hombres. Estos fueron entrenados, en unos cursos acelerados de apenas cuatro o cinco meses, en dos lugares: Járkov (Ucrania) y Kirovabad (hoy Ganja, Azerbaiyán). La foto muestra a seis de los alumnos en Kirovabad, uno de los cuales sostiene un modelo de avión.
Cuando terminó la guerra civil, la última promoción de estudiantes aún no había terminado su formación. Los que pidieron regresar a España se hicieron de inmediato sospechosos ante los soviéticos, y muchos acabaron en el gulag. Otros decidieron permanecer en la Unión Soviética. A estos se les sumaron varias decenas de aviadores veteranos que, después de pasar por los campos de concentración franceses, consiguieron llegar a la URSS. Sin embargo, la fuerza aérea soviética no quiso hacer uso de sus servicios.
Esta situación cambió con la escasez de pilotos soviéticos que se produjo después los desastres y la gran pérdida de aeronaves y hombres en los meses iniciales en la guerra contra la Alemania nazi. En 1942, a los españoles se les encargó de tomar parte de la defensa de la zona de Bakú, clave por su producción de petróleo, para hacer frente a los ataques nazis.
El valor, la eficacia y la lealtad de los pilotos españoles fueron reconocidos por los soviéticos, hasta el punto de que esto conformaron la escolta aérea que acompañó a Stalin a la Conferencia de Teherán en noviembre de 1943. El hombre que comandó la escuadrilla fue el as republicano José María Bravo (1917-2009), uno de los pilotos españoles con más aviones derribados en combate en toda la historia de la aviación española. Su vida resume en buena medida el destino de los pilotos republicanos españoles exiliados después de la guerra.
Bravo pasó por los campos de Gurs y Argelés-sur-Mer antes de llegar a la URSS. Continuó sus estudios en Járkov. Ingresó en 1942 en la fuerza aérea de este país. Fue desmovilizado en 1948. Volvió a España en 1960, sin ser molestado por las autoridades franquistas. Restaurada la democracia, luchó desde la Asociación de Aviadores de la República, creada en 1976, para que se reconocieran los méritos y grados de los pilotos republicanos, con el resultado de que en 1978 fue nombrado coronel de la aviación española. Desde entonces se dedicó a promocionar el conocimiento histórico de la historia de la aviación española y en especial de La Gloriosa, colaborando con l la Fundación Infante de Orleans, y a través de esta del museo de la aeronáutica española de Cuatro. Allí trabajó junto a otros antiguos aviadores que en la Guerra Civil habían luchado en el otro bando.