KL Mauthausen
Creator: National Socialist German Workers' Party- Schutzstaffel
Source:
AMM, F/20/09, Mauthausen Memorial Archives
Extent: 1 item
48.24041, 14.51627
Instalado inicialmente en 1938 por orden del Reichsführer-SS Heinrich Himmler, en una cantera de granito a menos de 3 kilómetros del pueblo del que cogería prestado su nombre, el KL Mauthausen no tardaría más de un año en recibir a sus primeros prisioneros de nacionalidad polaca, los cuales, junto con los soviéticos, acabarían conformando los dos contingentes de mayor proporción. El tercero sería precisamente el de los españoles, cuestión que, unida a que ningún otro grupo nacional acumularía más miembros en puestos relevantes de la administración del campo y a su participación decisiva en la construcción física del recinto, hizo que fuera conocido como “el campo de los españoles”.
Mauthausen, al igual que otros muchos campos, no adquiriría su forma definitiva hasta 1942. Para ese año, contaba ya con una imponente muralla en sus lados oeste y sur, ocho filas de una espesa alambrada electrificada, una amplia red de puestos de vigilancia y su temible búnker, además de los barracones, duchas, cocina, depósitos de agua o la enfermería (Revier) que eran necesarios para mantener la logística del campo. Su elemento más característico, sin embargo, lo constituyó su cantera de granito (Wiener Graben), propiedad de la compañía de la SS Canreras Alemanes de Tierra y Piedra DEST, y su escalera de 186 peldaños, especialmente diseñada para infligir un castigo a todos aquellos que, como esclavos, fueron destinados a la explotación del yacimiento. En la foto se ven a prisioneros cargando piedras desde la cantera en 1942.
Aunque en un primer momento la extracción de las pesadas rocas de la cantera se realizaba a través de una rampa, esta pronto se sustituyó por una escalera de 160 escalones irregulares que, a partir de 1941, sería ampliada hasta los 186. Sobre ella desfilaba diariamente, mientras eran aporreados por los SS, una hilera de prisioneros exhaustos y desnutridos cargados con piedras de más de 20 kilos, las marmitas de la comida y, en ocasiones, los cadáveres de sus propios compañeros
El campo entró en su segunda etapa constructiva de forma inmediata al estallido de la guerra. Esta vez, el foco se puso en levantar elementos permanentes, como eran los edificios administrativos, los garajes, la entrada o, muy especialmente, las murallas, las cuales, junto con la alambrada y una extensa red de torres de vigilancia, convirtieron a Mauthausen en 1942 en una auténtica fortaleza militar.
Hasta entonces, las defensas tenían un alto grado de provisionalidad, por loque la seguridad del campo descansó de forma exclusiva en los SS, la alambrada y la capacidad de la dinámica del recinto para triturar la voluntad de los prisioneros. El objetivo era claro: nadie debía entrar ni salir de Mauthausen sin ser detectado, y no se repararía en esfuerzos para lograrlo. GGB