Ofensivas de Segovia y Huesca
Repository: Biblioteca Nacional de España, Madrid, Spain
Creator: Badosa, Josep 1893-1937
Source:
Reference Code
GC-CAJA/87/30
Date Created: 1936 to 1939 (year uncertain)
Type: Graphic Material
Extent: 1 item
Geographic Region: Huesca, Spain
42.13825, -0.40809
La República apenas podía socorrer directamente a sus fuerzas en el Frente Norte. Cuando Mola lanzó su ofensiva sobre Vizcaya el 31 de marzo de 1937, el Gobierno de Francisco Largo Caballero solo podía esperar que sus fuerzas aisladas en esa zona resintiesen lo suficiente como para que permitiesen al Ejército Popular lanzar ofensivas en otros lugares que cambiasen el panorama estratégico de la guerra. El Frente Norte resistió casi siete meses más pero las ansiadas operaciones que podían haber cambiado su destino fracasaron. Dos de las más importantes de estas fueron las ofensivas de Segovia y de Huesca de mayo-junio de 1937.
La ofensiva de Segovia tenía como objetivo romper las líneas franquistas al Norte de Madrid, que se mantenían estáticas desde el verano de 1936. El ataque republicano comenzó el 30 de mayo y duró hasta el 4 de junio. Tenía como eje la toma de la Granja de San Idelfonso, desde donde se esperaba avanzar hasta Segovia y abrir una gran brecha que amenazase Valladolid. El ataque careció del factor sorpresa, la coordinación de las unidades fue pobre y la aviación republicana tuvo una reducida actuación, en parte porque en esos momentos estaba perdiendo definitivamente su dominio del aire. En cambio, las tropas franquistas, comandadas por el general José Enrique Varela, se defendieron con tenacidad hasta la llegada de refuerzos.
Este mismo patrón, aunque incluso con más desorganización, sucedió en la ofensiva de Huesca que tuvo lugar del 12 al 19 de junio. En esa zona predominaban las milicias anarquistas y del POUM recientemente militarizadas. Había mucha desconfianza entre los antiguos milicianos y los mandos militares, a menudo comunistas, debido a los recientes incidentes de Barcelona. A pesar de que la aviación republicana actuó bien, la guarnición de Huesca, muy inferior a los atacantes, consiguió defenderse de forma muy eficaz.
Ambas batallas mostraron que el Ejército Popular, a pesar del impulso que intentaban darle el nuevo Ministro de Defensa, Indalecia Prieto y el Jefe del Consejo, Juan Negrín, distaba mucho de ser una fuerza eficaz en el ataque. Además, las Brigadas Internacionales, después de más de medio año de ser utilizadas como fuerzas de choque, comenzaban a mostrar síntomas de cansancio y desgaste, lo que mermaba mucho su efectividad. Por último, para entonces la República estaba perdiendo otra vez la primacía material bélico ante el incremento de los envíos a Franco por parte de las potencias fascistas.
El fracaso de ambas ofensivas reforzó la moral franquista y hundió la republicana que vio impotente cómo se iba perdiendo el Frente Norte. Bilbao cayó el mismo día que cesó la ofensiva de Huesca. Franco además reforzó su prestigio militar y aumentó su poder político gracias a un hecho fortuito: la muerte en accidente de aviación del general Mola cuando este acudía de visitar el frente de Segovia el 3 de junio de 1937. A la guerra le quedaba aún veintiún meses pero la República, tras las victorias del Jarama y Guadalajara, estaba perdiendo la guerra de forma clara otra vez.