Material de guerra cogido a los italianos en Guadalajara
Repository: Biblioteca Nacional de España, Madrid, Spain
Creator: Aguayo, José F., 1911-1999
Creator: Torrents, P. Luis, 1891-1966
Creator: Badosa, J. M., 1920-2001
Contributor: Foto Mayo
Contributor: Albero y Segovia
Contributor: Fotolabor
Source:
Fond or Collection
Material de guerra cogido a los italianos en el Frente de Guadalajara [Material gráfico] / Aguayo, P. Luis Torrents, Albero y Segovia ... [et al.]
Date Created: 1937
Type: Photographs
Extent: 1 item
Geographic Region: Guadalajara, Spain, Madrid, Spain
40.6327, -3.16461
Debía ser la apoteosis de la intervención italiana en España pero supuso una gran humillación para Mussolini. Después de su victoria sobre los milicianos republicanos en Málaga, los italianos del Corpo Truppe Volontarie (CTV) pensaron que podían ampliar su gesta con un asalto fulgurante contra la capital de España y de ese modo acabar la guerra. Se trataba de otra tentativa de cercar Madrid; y, como todas las anteriores, fracasó. A diferencia de Málaga, Madrid estaba defendida por el más disciplinado Ejército Popular y este estaba bien armado, contando además con el apoyo de la aviación republicana, entonces quizás en su momento de mayor empuje en toda la guerra.
Los italianos iniciaron su ataque el 8 de marzo con el apoyo de varias unidades españolas, y en especial la división de Soria. Iban apoyados por una relativamente compacta masa de tanquetas y tanques, muchos camiones y artillería. Se encontraron delante a varias unidades de las Brigadas Internacionales que frenaron su avance. No obstante, los atacantes consiguieron tomar varias localidades, entre ellas Brihuega. A pesar del caos de los primeros tres días, los republicanos consiguieron retroceder en cierto orden y estuvieron en condiciones de contraatacar el día 12 con tanques pesados T-26 y con unidades de refresco, incluyendo otra vez las Brigadas Internacionales. Las inclemencias climáticas jugaron a su favor.
El tiempo durante la batalla fue atroz, con niebla, lluvia y nieve. Los deficientes blindados italianos fueron incapaces de progresar en campo abierto, lo que les hubiera permitido realizar maniobras envolventes. En cambio, quedaron confinados con los demás medios mecánicos a la pavimentada carretera nacional II y allí fueron presa fácil para la aviación republicana que sembró el caos entre los atacantes. La primacía aérea republicana durante la batalla también fue en parte causada por el tiempo, pues sus aviones despegaban de aeródromos con pistas asfaltadas mientras que la aviación rebelde no podía hacerlo desde las embarradas pistas provisionales de sus bases. Entre el 19 y el 23 los republicanos recuperaron el territorio perdido.
El número de bajas en ambos bandos fue muy similar pero el prestigio militar italiano quedó muy dañado. La mayoría de las bajas rebeldes eran de ese país. Mussolini, furioso, destituyó a varios mandos del CTV aunque no al general en jefe, Mario Roatta. El mando franquista aprovechó la ocasión para quitar la autonomía operativa al CTV, que ahora quedó subordinado al Cuartel General de Franco. La aviación italiana acabó también subordinada a la de la Legión Cóndor alemana.
Madrid se había salvado una vez más pero ahora lo había sido por un ejército que había operado bien en campo abierto frente a otro más numeroso y en principio mejor armado. En consecuencia, subió mucho la moral: se creía que la República podía ganar la guerra. Sin embargo esta derrota de los rebeldes acabó siéndoles beneficiosa. Franco dejó de intentar tomar Madrid vanamente y ahora se centró en acabar con el Frente Norte. Y Mussolini decidió que su prestigio sólo podía ser restaurado mandando más hombres y material a España.