Despliegue de la Guardia de Asalto
Source:
Hemeroteca Digital, Biblioteca Nacional de España
Date Created: 1932-07-09
Type: Photograph
Extent: 1 item
40.4167, -3.70358
La voluntad de los gobiernos del primer bienio de mantener el orden con el mínimo coste posible de vidas dio lugar a un nuevo estilo de actuación policial de carácter incruento. En mayo de 1931, ochenta guardias de Seguridad formaban la Sección de Vanguardia y Asalto. Se trataba del embrión de la primera policía antidisturbios organizada en España que tuvo continuidad. Dirigidos por oficiales de las fuerzas e institutos militares, estos policías disponían de vehículos motorizados e instrumentos no mortales (defensas de caucho, gases lacrimógenos, tanque de agua a presión). Portaban también pistolas, pero su uso estaba restringido a situaciones extremas y subordinado al criterio de sus superiores.
La fotografía expuesta forma parte de un reportaje escrito por Josefina Carabias para la revista Estampa. La periodista documentó el exigente entrenamiento físico de los guardias de Asalto y los ejercicios que realizaban para controlar y disolver protestas colectivas sin efusión de sangre. Su maniobra más característica era la carga a bastonazos. Obedeciendo a los pitidos de sus oficiales, los policías saltaban de las camionetas, corrían hacia la multitud blandiendo sus porras y cargaban manteniendo la línea de frente con el único propósito de precipitar su desbandada.
El crecimiento de la Guardia de Asalto propició que desde 1932 alternara su función antidisturbios con misiones propias de una fuerza de combate, para lo cual fue dotada de fusiles, morteros y ametralladoras. Los gobernantes republicanos decidieron militarizar su repertorio operativo para no tener que convocar al Ejército cuando hubiera una rebelión armada. Los riesgos de esta medida quedaron patentes a principios de 1933 con la ejecución de varios vecinos de Casas Viejas a manos de unos guardias de Asalto.
Durante el segundo bienio, el repertorio incruento retrocedió en beneficio de la doctrina de la disuasión armada, que descansaba sobre un uso menos limitado de las armas de fuego. Este estilo dio paso a un repertorio más militarizado debido a la participación del Cuerpo de Seguridad y Asalto en la represión de la insurrección de octubre, episodio que en Asturias no difirió demasiado de un conflicto bélico a efectos formales.
Las intervenciones de la Guardia Civil solían cosechar resultados más sangrientos por sus métodos e instrumentos militares. Su doctrina operativa estaba inspirada en los manuales tácticos del Arma de Infantería y su equipamiento básico era el máuser y el sable. Los guardias civiles procuraban contrarrestar su peligrosidad aplicando un acervo práctico no consignado en sus ordenanzas, asentado en el uso menos lesivo del armamento de guerra (planchazos de sable, culatazos de fusil, disparos al aire…). Sin embargo, la letalidad de este arsenal, sumada a la cultura castrense de la Benemérita, hacían que sus actuaciones escalaran con facilidad y terminaran con demasiada frecuencia con víctimas civiles.
SVM