Retrato de Juanita Rico en su lápida
Creator: Miguel Martorell Linares
Date Created: 2018-11-22
Type: Gravestones
Extent: 1 item
Durante la Segunda República se dieron las condiciones necesarias para que las mujeres aumentaran su presencia y participación en el sistema político. Esto se tradujo en una mayor movilización social y política de las mismas a través de la militancia en partidos, organizaciones juveniles y asociaciones femeninas y feministas.
En un momento en el que varias formaciones abogaban por la vía de la violencia para lograr sus objetivos políticos y en el que se sucedieron enfrentamientos entre grupos de obreros, sindicalistas, campesinos y las fuerzas del orden republicano, algunas mujeres también se unieron a la acción violenta en los conflictos que se vivieron, ya fueran fruto de una huelga de trabajadores o una insurrección organizada.
Algunas mujeres, como Juanita Rico (1914-1934), militante de la Juventud Socialista Unificada (JSU), cuya foto en la lápida de su podemos ver aquí, se vieron envueltas en conflictos armados entre formaciones rivales en plena calle. Otras, como Josefa Paredes, componente de un grupo de acción directa anarquista, protagonizaron atentados contra las autoridades. Mención especial merecen aquellas que participaron en la Revolución de Asturias en 1934, ya que, a partir de este momento, la acción de las mujeres en las insurrecciones armadas tuvo una proyección sin precedentes. Valga como ejemplo la acción de Aída Lafuente, que se convertiría en icono y mártir de la lucha comunista, recordada y reivindicada durante la Guerra Civil, al igual que la ya citada Juanita Rico, que daría nombre a un carro blindado y a una columna de milicianos, por ejemplo.
Pero no sólo las mujeres militantes participaron en conflictos violentos. Se empezó a destacar en la prensa el protagonismo de las mujeres en los enfrentamientos contra la Guardia Civil y otros cuerpos del orden como consecuencia de manifestaciones o huelgas, aun cuando eran menos numerosas que los hombres. Publicaciones como ABC, Estampa o Crónica destacaban en sus reportajes sobre estos conflictos la participación de las mujeres, muchas veces como líderes o instigadoras del movimiento violento. En muchos casos se sobredimensionó la acción de estas mujeres dándoles una visibilidad que no correspondía a la realidad. También hay que tener en cuenta que, según la orientación política de la publicación que narrara los hechos, o bien se frivolizaba la participación de estas mujeres calificándolas, por ejemplo, de “modistillas alborotadoras”, o bien se ensalzaba su acción hablando de ellas como “las Agustinas de Aragón”. En todo caso, el sesgo de género es algo común a casi todas las publicaciones, fueran del partido que fueran.
Con todo, aunque la participación de las mujeres en los movimientos revolucionarios no era comparable en términos cuantitativos a la de los hombres, hay que destacar su acción, ya que supuso una transgresión al discurso de género normativo, y hay que subrayar que se enfrentaron a la sociedad desde una posición decidida y comprometida con la causa que defendían.
ACS