Tierra y Libertad
Creator: Federación Anarquista Ibérica (FAI)
Source:
Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España (https://hemerotecadigital.bne.es/hd/viewer?oid=0026399724)
Date Created: 1934-01-31
Type: Newspaper
Extent: 1 item
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Durante la Segunda República se sucedieron una serie de huelgas, ya fuera en el campo, ya en la ciudad, organizadas por las formaciones de izquierdas, sobre todo, por los sindicatos. Era habitual que los convocantes intentaran implicar al mayor número de personas entre la población civil, buscando la solidaridad y, en ocasiones, el choque con las fuerzas del orden.
Las huelgas revolucionarias fueron convocadas mayoritariamente por los grupos de CNT-FAI. Estas huelgas incluían acciones como el boicot a las fábricas, la destrucción de material de las mismas o la presión a los trabajadores que no se adherían a la movilización. Si bien es cierto que no sólo los anarquistas convocaron este tipo de acciones, sí que es verdad que fueron los que más intensamente actuaron en las protestas y movilizaciones más transgresoras o inclinadas hacia la violencia. Las huelgas revolucionarias como las de mayo y diciembre de 1933, y las insurrecciones armadas, como la de enero del mismo año, dan cuenta de la acción armada de algunos grupos de CNT-FAI y también de componentes de las Juventudes Libertarias (JJ.LL.).
Por otra parte, también hay que tener en cuenta que la respuesta policial violenta, desproporcionada en algunas ocasiones, y la aplicación de la Ley de Fugas, por ejemplo, dieron lugar a una escalada de la violencia en el seno de las movilizaciones. La represión ejercida contra los participantes de algunas manifestaciones, como las que tuvieron lugar en Castilblanco (Badajoz) en 1931 o Casas Viejas (Cádiz) en 1933, con el respaldo del Gobierno, causaron indignación y provocaron otros enfrentamientos.
En algunas ocasiones, como en las huelgas agrícolas, que se daban después de varios días de conflictos entre los campesinos y los patronos por los salarios o por no aplicar las leyes agrarias, estos movimientos que comenzaban con acciones como cortes de carreteras y comunicaciones, incendios de las eras o destrucción de maquinaria agrícola, escalaban rápidamente. Así se producían enfrentamientos violentos entre los huelguistas y la Guardia Civil, con un saldo de heridos y muertos que recaían en su mayoría en el lado de los manifestantes. Ejemplos de ello son el levantamiento comunista de Villa de Don Fadrique (Toledo) en 1932, que tuvo lugar como consecuencia de la represión de la huelga por parte de la Guardia Civil o la huelga general de campesinos convocada por la socialista Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra en junio de 1934 en la que la violencia causó trece muertos y doscientos heridos.
ACS