Amigos de la República Española
Repository: Museo de la Ciudad de Rosario Wladimir Mikielievich
Creator: Amigos de la República Española Sección Arroyito de Rosario
Source:
Fuente: dominio público, via Wikimedia Commons
Date Created: 1938
Type: Posters
Extent: 1 item
Geographic Region: Rosario, Argentina
-32.95936, -60.6617
Desde el estallido de la guerra civil, España ocupó las portadas de toda la prensa argentina, largas horas de emisiones radiofónicas e innumerables notas en las revistas ilustradas, dividiendo a su sociedad en apoyos y censuras. Sin conformarse con las informaciones de las agencias noticiosas internacionales, los periódicos de gran tirada y de distintas orientaciones enviaron corresponsales que informaron de primera mano sobre el conflicto.
Las amplias expresiones de solidaridad con la II República se plasmaron en campañas de donaciones de fondos, ropa y alimentos. Los datos confirman que, en relación con su población, Argentina fue el país en donde se lograron las mayores recaudaciones de dinero, como también envíos de ambulancias, medicamentos y equipos quirúrgicos. Proliferaron masivos mítines, colectas y festivales con una adhesión popular que se expandió por todo el territorio nacional. La causa republicana recibió el apoyo de un heterogéneo movimiento compuesto por confederaciones sindicales y universitarias, agrupaciones anarquistas y comunistas, liberales y democráticas, siendo el rechazo al atropello de la legalidad republicana y el antifascismo los factores que lo amalgamó. Aunque pronto se conformaron comités y diversas entidades de amigos y de ayuda a la República, como la producida en Rosario que produjo este folleto mostrando los resultados de la última campaña, con los meses, cada organización comenzó a enviar directamente sus recaudaciones a sectores afines, fueran la Cruz Roja Internacional, grupos políticos o centrales de trabajadores.
No fueron minoritarios, aunque menos numerosos, quienes apoyaron la sublevación. Divididos de las colectividades regionales que expresaban aspiraciones autonómicas, las asociaciones que agrupaban a los inmigrantes económica y socialmente más exitosos, mostraron su capacidad de movilización. En las reuniones, misas y colectas convergieron instituciones monárquicas y tradicionalistas hispanas preexistentes, y se constituyeron otras como los Legionarios civiles de Franco y la sede argentina de la Falange Española, con filiales en el interior del país.
La prescindencia oficial osciló entre la permisividad de actos públicos al considerarlos “simple representación de tendencias”, a la falta de autorizaciones provinciales o municipales y la prohibición de comentarios tendenciosos en las transmisiones radiales. Al compás de las operaciones bélicas, la castiza Avenida de Mayo de Buenos Aires fue escenario de broncas riñas entre españoles, a las que se sumaban exaltados argentinos. También de polémicas entre compañías de artistas en la que era en esos años, la capital teatral de España. Unos habían tomado partido por los sublevados, en tanto la catalana Margarita Xirgu representaba las obras de García Lorca, conmemorando con un silencio inicial al poeta asesinado por los franquistas.
Si gran parte del catolicismo argentino le había quitado legitimidad a una República que permitió la represión de religiosos y la destrucción de templos, reparando aquel sacrilegio con la provisión de objetos de culto para confortar a “los fieles de la Península”, la intelectualidad se pronunció por una u otra España. Escritores peticionaron oficialmente por la vida de José Antonio Primo de Rivera o Ramiro de Maeztu, considerándolos sus colegas, mientras otros como Raúl González Tuñón, periodista y poeta, escribirá La muerte en Madrid, para reflejar la tragedia de la lucha contra el fascismo franquista.
BF