Memorial a los brigadistas alemanes, Berlin Oriental
Fortalecidos por sus experiencias de guerra y persecución, después de 1945 muchos brigadistas leales a Moscú llegaron a disfrutar de carreras a veces notables en la política y el ejército en los países de Europa Central y Oriental bajo dominio soviético. Esto fue especialmente cierto en el caso de la República Democrática Alemana (RDA), fundada en 1949 en la zona de ocupación soviética, que no sólo derivó su tradición militar sino también su legitimación histórica de la participación de comunistas y socialistas alemanes en las Brigadas Internacionales. Desde el principio, la “lucha contra el fascismo” sirvió de base de legitimación y diferenciación ideológica del “segundo Estado alemán” respecto a la República Federal de Alemania, fundada poco antes. Mientras que la propaganda oficial difamaba a esta última como una especie de continuación encubierta del régimen hitleriano bajo la égida del imperialismo estadounidense, la RDA estalinista se convirtió en la contraimagen moralmente pura, el epítome de la estatalidad antifascista. Y la lucha de los brigadistas en España actuó en este contexto como mito fundacional.
La construcción de este mito fue llevada a cabo sistemáticamente tanto por los propios antiguos combatientes como por las autoridades estatales de la RDA, en cuyas filas muchos veteranos ocupaban puestos de responsabilidad. Inmediatamente después del final de la Segunda Guerra Mundial, antiguos brigadistas organizaron las primeras reuniones en Berlín, que rápidamente adquirieron el carácter de actos públicos periódicos. Además, tras la fundación de la RDA, las autoridades estatales desarrollaron un culto al héroe basado en los brigadistas caídos o supervivientes, cuyos nombres llegaron a adornar sellos, medallas y condecoraciones oficiales, así como astilleros y empresas industriales y, en particular, cuarteles y unidades del ejército. La formalización definitiva de este culto al heroísmo llegó en 1965 con la fundación de la “Sección de Antiguos Combatientes Españoles” dentro del “Comité de Combatientes de la Resistencia Antifascista”, que poco después encargó la construcción de un memorial a los brigadistas alemanes.
Al año siguiente, con el 30 aniversario del estallido de la Guerra Civil española, la celebración del mito brigadista en la RDA alcanzó su punto culminante. El régimen invitó a antiguos brigadistas de todo el mundo, celebró su valentía e les condecoró con medallas; el alcalde de Berlín Oriental anunció solemnemente el cambio de nombre de un eje central de tráfico por el de “Hans-Beimler-Straße” –en honor al coorganizador y primer comisario político de los batallones alemanes asesinado en 1936– y Erwin Kramer, también veterano y entonces ministro de Transportes, colocó la primera piedra del mencionado monumento a los brigadistas alemanes en el parque de Friedrichshain.
Desde su inauguración unos dos años más tarde, que a su vez se celebró como una gran ceremonia, puede apreciarse la figura sobredimensionada de un brigadista saliendo de la trinchera con una espada en la mano junto a una placa de bronce que representa escenas de la Guerra Civil (ver imagen). Hasta el final de la RDA en 1989, el monumento fue regularmente objeto de marchas y actos conmemorativos. En 1992 fue dañado por un atentado con explosivos, pero restaurado y reinaugurado un año después.
En 1993, una comisión creada por la ciudad de Berlín sobre el tratamiento de los monumentos públicos en Berlín Este declaró que el memorial a los interbrigadistas era único en Alemania, artísticamente valioso y, por tanto, digno de ser conservado. Al mismo tiempo, la comisión recomendó retirar la placa con la inscripción debido a su problemática referencia histórica a la legitimación de la RDA. La nueva inscripción en su lugar reza “Memorial a los interbrigadistas alemanes, España 1936-1939”.
SB