Avión Dragon Rapide

El 19 de julio de 1936 un avión Dragon Rapide que llevaba de pasajero Franco aterrizó en la base aérea de Tetuán, entonces capital del Protectorado español en Marruecos. Para los pasajeros del avión era el punto culminante de una aventura que había comenzado semanas antes. El avión había sido alquilado con dinero del banquero Juan March a través de los servicios de Luis Bolín, corresponsal del diario ABC en Londres, Era una acción más de los grupos conspiradores monárquicos que llevaban años intentando derrocar a la República y que habían recibido dinero, apoyo logístico y promesas de armas del mismo Benito Mussolini.

Franco era una pieza clave en estos planes. Era un militar prestigioso que había crecido profesionalmente a la sombra de la monarquía y la prensa conservadora durante la Guerra de Marruecos. Bastante oscurecido después de la llegada de República, la llegada al poder de los gobiernos de derechas en 1934 dieron un nuevo impulso a su carrera, que se consolidó cuando, por solicitud del Ministro de la Guerra, prácticamente tomó el control de las tropas que sofocaron, de forma violentisima, la revolución de Asturias de octubre de 1934. Como recompensa, el Gobierno le hizo en febrero de 1935 jefe supremo de las fuerzas militares en Marruecos y, apenas tres meses después, Jefe del Estado Mayor Central del Ejército. Fue cesado tras la derrota de las derechas en las elecciones de febrero de 1936, después de que Franco, su nuevo patrono político, el líder de la CEDA, José María Gil Robles, y el general Manuel Goded, intentasen presionar al Gobierno para que no reconociese el resultado de los comicios.

El nuevo gobierno del Frente Popular desconfiaba de la lealtad de Franco pero, lejos de castigarlo, lo nombró comandante general del archipiélago canario. Desde allí se mantuvo en contacto con los generales conspiradores. Estos estaban coordinados por el general Emilio Mola, y contaban con una red civil que lideraba el político José Calvo-Sotelo. El líder de la revuelta era el teniente general José Sanjurjo, exiliado en Portugal, y que ya en 1932 había liderado un golpe fallido contra la República.

No está claro cuándo Franco decidió sumarse al golpe. Hay muchas versiones y cortinas de humo al respecto. Se ha dicho que el hecho que acabó con sus dudas fue el asesinato de Calvo-Sotelo el 13 de julio, pero lo cierto es que cuando este se produjo el Dragon Rapide había salido de Londres dos días antes. Lo que sí sabemos es que el avión esperaba a Franco el 18 de julio, cuando este llegó a Las Palmas para asistir al entierro del general Amado Balmes, muerto en lo que, de forma un tanto inverosímil, se calificó como accidente de tiro. Cuando Franco aterrizó a Tetuán era solo una pieza clave de la rebelión militar, pero la muerte de Sanjurjo en accidente de aviación el día siguiente, 20 de julio, le abrió de pronto y de roma inesperada la puerta para convertirse en el líder del nuevo régimen emergente.