Solidaridad con España
El 14 de agosto de 1938, en la localidad de La Louvière, tuvo lugar la celebración de un mitin solidario con la República española. Durante el acontecimiento se enviaron mensajes de carácter político destinados a influir la acción gubernamental belga en lo que a los acontecimientos españoles se refería. En este caso, la pancarta que los miembros de la Joven Guardia Socialista desplegaron para la ocasión contenía el siguiente mensaje: “Reconocer Burgos sería reconocer Hitler y Mussolini en España”.
La pancarta hacía referencia a una intensa polémica política que iba a alcanzar su cenit en el transcurso de la segunda mitad de 1938. Se trataba de la llamada “Cuestión de Burgos”. En principio, esta se reducía a la toma de una decisión de carácter comercial. El gobierno se planteaba el envío de un representante comercial al territorio controlado por los sublevados. Bélgica era un estado provisto de un denso tejido industrial y que en los años 30 había consolidado su posición económica en el contexto internacional a través de una importante expansión comercial y de un no menos importante desarrollo financiero. Por lo tanto, había destacadas sociedades belgas que poseían considerables intereses en España. Por lo tanto, la necesidad, para ciertos partidos políticos y para el mundo económico y empresarial belga, de velar por los intereses económicos y comerciales de las empresas belgas en territorio sublevado durante la contienda se planteó en el seno del gobierno prácticamente desde el principio de la misma. Pero no fue hasta 1938 que la cuestión de Burgos pasó a ser parte de la primera línea del debate político.
El problema de la decisión respecto al envío de un representante comercial era que, al hacerse de manera oficial, significaba el reconocimiento, de facto, del gobierno de Burgos. Solamente el hecho de que el entonces primer ministro, el socialista Paul-Henri Spaak, se plantease la posibilidad del envío del representante comercial, entre otras cosas porque estaba sometido a la intensa presión del mundo empresarial y de los partidos que conformaban con los socialistas el gobierno de coalición -liberales y católicos-, ya fue suficiente para que en la izquierda se opusiesen vehementemente a esta posibilidad. Se generó así una crisis que bloqueó la acción gubernamental durante varios meses puesto que Spaak necesitaba que su partido, el Partido Obrero Belga (POB), respaldase oficialmente su decisión. Lo logró cuando concurrieron dos circunstancias. Spaak comenzó a negociar con Franco de cara al envío del representante comercial para calmar los ánimos en la coalición y trasladar la presión al POB. Además, el 27 de diciembre de 1938 falleció Émile Vandervelde, el gran referente de la oposición al envío del representante comercial a Burgos. Su muerte hizo más fácil para Spaak lograr el aval de su partido a una decisión que ya era, prácticamente, un hecho consumado. Lo consiguió en enero de 1939 y el gobierno belga envió al representante comercial cerrando así una importante crisis política. En marzo de ese mismo año Bélgica reconoció al gobierno franquista.
JVV