Caja de condones
Repository: Museo de Abánades, Abánades, Spain
Contributor: Alfredo González-Ruibal
Repository: Ismael Gallego Puchol, 2021
Date Created: 1936 to 1939
Type: Hygiene
Extent: 1 item
Geographic Region: Abánades, Guadalajara
40.89294, -2.48531
Esta pequeña caja de latón apareció en las fortificaciones republicanas de Los Castillejos (Abánades), una posición de segunda línea en el frente de Guadalajara. En la caja se puede observar el escudo republicano, la inscripción “República Española” y el precio “5 pesetas”. Lo que contenía en su interior era un preservativo. Se trata de un objeto muy poco habitual, pero que debió de ser común durante la guerra.
Las enfermedades venéreas eran una gran preocupación para las autoridades militares, pues suponían cuantiosas bajas evitables. En la propaganda republicana encontramos eslóganes como “Las enfermedades venéreas son el fascismo de la naturaleza” o “Evita las enfermedades venéreas, tan peligrosas como las balas”. La República emitió carteles antivenéreos de carácter abiertamente misógino y en los que se señalaba a las prostitutas como principales focos de infección. Aunque los hombres también eran vector de contagio y no solo en sus relaciones con trabajadoras sexuales, lo cierto es que el recurso a los burdeles fue una constante durante toda la guerra y la prostitución creció espoleada por la fuerte demanda, la necesidad económica de muchas mujeres y el poder adquisitivo de los soldados, que gastaban en prostíbulos parte de su paga. El problema no debía de ser menor en las líneas franquistas, pero no existe una propaganda antivenérea similar a la republicana, probablemente por motivos de índole ideológica. En algunos casos parece que el contagio no era casual, sino una forma premeditada de “escapar del servicio en las trincheras”, en palabras del general Ángel Pozas, comandante del Ejército del Centro. De hecho, las autoridades republicanas tuvieron que intervenir ante lo que parecía una plaga de enfermedades sexuales poco antes de la Batalla del Ebro. Se cerraron los burdeles y se amenazó a los soldados con penas severas para atajar el problema.
En un frente tan rural y despoblado como el de la Guadalajara las oportunidades de mantener relaciones eran muy inferiores a las de Madrid, donde las enfermedades venéreas se convirtieron en una plaga. Pero los soldados de los frentes rurales también tenían permisos que podían emplear en visitar los pueblos y ciudades vecinas—y concretamente sus burdeles. La prostitución fue considerada por los republicanos no solo un problema de índole sanitario, sino también moral y político, pues se veía como una perpetuación intolerable de formas de opresión burguesas. Los intentos de atajarla, sin embargo, tuvieron escaso éxito.