Una oficial del Ejército Popular
Repository: Centro Documental de la Memoria Histórica, Salamanca, Spain
Repository: Causa General
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Fotografías C1547_EXP01_308
Date Created: 1938-07
Type: Photographs
Extent: 1 item
El golpe militar del 18 de julio trastornó las estructuras estatales y provocó una situación revolucionaria que ofreció a las mujeres la posibilidad de dedicarse a actividades que iban más allá de las que cabían en las normas de género vigentes. La más llamativa fue la presencia de mujeres combatientes, primero en las milicias de partidos y sindicatos y luego en el nuevo Ejército Popular que se creó a partir de octubre de 1936. Esta fotografía de Encarnación Hernández Luna, sacada en julio de 1938, ilustra este fenómeno.
No se sabe todavía cuántas de mujeres combatientes hubo, pero las meticulosas investigaciones del Museo Virtual de la Mujer Combatiente (https://www.mujeresenguerra.com/) calcula que en un mínimo de 3.226, pero pudieron ser hasta 7.000. Los números más importantes procedían de Madrid (1151) y Cataluña (1147) pero las había en todo el territorio del país, incluidas 188 en el País Vasco.
Estas investigaciones demuestran que las mujeres combatientes constituían un grupo mucho más diverso de lo que se había creído hasta ahora. El colectivo más importante, la tercera parte, estaba afiliado a la CNT, pero Socialistas, Comunistas y miembros de la UGT representaban más del 40 por cien. También hubo milicianas de otros grupos políticos, como de los partidos nacionalistas vascos y catalanes y de Izquierda Republicana de Manuel Azaña. La más joven tuvo 14 años, la mayor 67, pero la edad de más de la mitad fue entre 20 y 30, edad militar por excelencia. No todas eran de clase obrera, sino que tenían un perfil social variado. Las había con estudios universitarios y analfabetas, las que ejercían profesiones y amas de casa. Hubo solteras, casadas y divorciadas. Estuvieron presentes en todos los frentes. Entre 50 y 75 murieron en combate, y hubo unas 30 más desaparecidas.
Ni el decreto de militarización de las milicias populares del 29 de septiembre de 1936, con el que se empezó a construir el nuevo Ejército Popular y limitó el alistamiento a los hombres entre 20 y 35 años, consiguió eliminar a todas las mujeres combatientes. Unas 360 entraron en el ejército y algunas llegaron a ser suboficiales y hasta oficiales.
Encarnación Hernández Luna fue una de ellas. Nacida en Benejama (Alicante), posiblemente en 1912, vivía en Madrid cuando estalló la guerra. Afiliada al Partido Comunista, entró en la sección de ametralladoras del Quinto Regimiento de las Milicias Populares de Madrid. Ingresó en el Ejército Popular y ascendió a capitán. Sirvió hasta el 1 de marzo de 1939 cuando escapó a Francia. De allí, Hernández Luna se fue a la Unión Soviética donde trabajó para la Comintern. Más tarde, emigró a Canadá, donde murió en 2004.